domingo, 18 de enero de 2015

Across the universe.

No sé de qué manera o forma hiciste que rompiera mis normas, derribaste todos los muros y me sacaste la felicidad reprimida, los versos a sacacorchos y los naufragios a base de remar en la dirección contraria a mis defectos.
Y luchando contra mi inconsciencia, perdí la paciencia de esperar de la vida algo más que una patada y un puñal.

Pero tú supiste luchar con las paredes y los monstruos, que aún encima de la cama, tuvieron miedo de nosotros.
De nuestras caídas capaces de derrumbar a una Roma entera.
De las ventiscas capaces de congelar Grecia en tus ojos,
cuando aún Brasil ardía en los míos.
Y de ahí, no quise salir nunca más.

De los aguaceros que ardientes fueron capaces de inundar Venecia en tus brazos,
sin flores ni barcos.

De los atascos capaces de abarrotar todas las calles de Madrid en tu espalda,
con tu semáforo siempre en ámbar, sin saber que dirección tomar.

Los vértigos y las alturas que escalaban el Himalaya de tus vértices, intrincándose en cada huella devastada permitida en cada camino por recorrer(nos).

El frío que con tus manos era capaz de atravesar Siberia por mis huesos y enredarlos hasta doler.

Y todos los corazones rotos que París dejó a nuestros pies.

Todos los muros que tras Berlín fuiste capaz de construir golpe a golpe,
sin esperas, sin cansancio.

Aquel día en el que ni Chernóbil fue capaz de contaminar todas tus dudas pero intoxicaste todas tus respuestas.

Palabras al vacío de no saber cómo ni por qué cojones rompí todas mis normas y acabé perdida en medio de ningún lugar.

¿Y tú, tú, aún capaz, me hablas de darle la vuelta al mundo? 


@MariaTBLennon