domingo, 25 de mayo de 2014

Aquella llamada Aprendiz...

Siempre fui algo experta en echar leña sobre hogueras apagadas,
no sé, en poner jodidos muros frente a algunas cosas
y atravesarlos cuando me viniera en gana,
en poner límites en mi piel y no jugármela demasiado (algo que casi nunca suelo cumplir).

Nunca me importó mucho no salir ilesa, de hecho soy capaz de chocarme y tropezar mil veces en una misma piedra, de estancarme en algún perdido escalón camino hacia alguna parte. No me importan las veces que me caiga, en eso consiste el juego, ¿no?

La chica impasiva, esa a la que parece que nada le importa demasiado,
tranquila, siempre serena, no es fácil de alterar.
Sin embargo es un bucle de sentimientos encontrados y sin encontrar.
Esconde un secreto, un secreto camuflado en un pasado.
No se deja conocer del todo por miedo a que sea robado. ¿Misterioso?

Sencilla a la vez que complicada. Pero siempre natural,
es pura contradicción en sí misma, con todas las jodidas letras del abecedario.
No le importa cuantas batallas ha perdido, siempre se apunta a una guerra más.
Buscando una paz. Irónico.
Buscando verdades en el fondo de algunos vasos.

No cometáis el error de pensar que ella es débil, pues no lo es (del todo).
Pura fachada de felicidad pero nunca asume una rendición.
Intentando nadar en mares tempestuosos sin ahogarse, nadando y nadando en su contra,
la corriente la arrastra y empuja hacia atrás pero no se rinde en su intento de salir a flote.

¿Por qué no iba a conseguirlo? Siempre dicen que detrás de la tormenta sale el sol.
Sin embargo, el sol ya la ciega, quemando todas esas heridas que la sal curaba.
Se había empeñado en volar sin antes aprender a caminar, ''¿por qué correr cuando se puede volar?'' siempre decía, pero siempre acababa saltando, buscando cualquier otra alternativa.
''Me niego a ser un puto trono, yo decido donde sentarme'', ''Me niego a ser suelo, me niego a dejarme pisotear'' 

Y de negar, acabó negándose a sí misma, acabó siendo suelo, trono y tempestad, la misma tempestad que la empujaba.
Descubrió que ella era capaz de ser lo que quisiera, de controlar sus emociones, y sobre todo, su vida. Descubrió que podía ser tempestad y calma, condena y libertad.

Solo que esa era su elección. Es difícil girar el timón hacía una dirección totalmente opuesta, es difícil pero no imposible. No diré eso de: ''Si quieres puedes'', porque me parece un dicho carente de efectividad, no siempre querer es poder, pero mientras puedas, podrías querer. Piénsalo. Y naufragio tras naufragio, pudo ver un túnel, un túnel dirigente hacia algún extraño camino, hacia un final. Y así, solo así, descubrió que ella era la única dueña de su propio destino.

¿Cuál es tu final?..


@MariaTBLennon

domingo, 11 de mayo de 2014

Epitafio 505.

De un cañón como ese, salió una bala perdida como yo, un barco varado en una deriva sin timón al que agarrarse, el clavo apagado que quiso sacar un clavo aún ardiente, la deuda de platos rotos por pagar y por supuesto, el resto de las cenizas que todo tu derrumbe dejó, el pozo con fondo, y ya he tocado bastante. Ser sin estar y querer sin poder. Paradojas inútiles de la vida. Subir a trenes en plena marcha que nunca llevan a ninguna parte, vivir en los descarrilamientos de los que pasaron y las ganas de querer lanzarte al vacío del siguiente. Ser las dos caras en una misma moneda. Tu mismo polo opuesto. El lado gris y apagado frente al alegre colorido. Vivir en una jodida montaña rusa, a todo gas, con la adrenalina por las venas y sin freno ni marcha atrás. Entre la amarga incertidumbre del saber, querer, poder. Entre puentes indestructibles o a punto de derrumbarse. En el as entre la manga. En las cartas que nunca se jugaron (o enviaron). En todas las cosas que jamás dijimos ni se dijeron. Transformarme en pluma y papel, esconderme tras cada palabra, ser vacío en tinta y tinta entre tanto vacío. Volar tan lejos hasta no saber en que punto del límite me encuentro, rozar el aire y el suelo, quemarme en trazos y agua, para rescatarme en fuego, arder en llama y ceniza, entre ruina y escombros y encontrarme tras el humo desvaneciente de tus ojos.
Quizá solo otro intento de ser uno de esos poetas malditos que provocan seísmos en todo tu interior, provocando derrumbes que ni siquiera pudieron imaginar ser capaces de crear, y colocando cuidadosamente un jodido epicentro en tu corazón y en tu mente. Solo que aún me queda mucho en la escala del dolor. Sinceramente, prefiero saber de todo y no hablar de nada a hablar de todo y no saber nada. Una persona cuya estructura sea un por qué constante y sin respuesta. Avanzar sin miedo ante nada, ni siquiera ante la misma muerte, atrapar expectativas y sueños, destruir tópicos y utopías. Amasar nubes entre mis manos y darles la forma que tú prefieras. Conquistar a la inmortalidad. Dejar huellas imborrables. Saber de fuego, agua, tierra y aire en amor, vida, música y libros.

@MariaTBLennon



sábado, 3 de mayo de 2014

Etapas de vida.

Buenas, después de un largo tiempo he decidido volver a retomar mi blog, por alguna extraña razón se agotaron las ganas de seguir subiendo entradas, quizá porque mis escritos se volvieron bastante más personales pero igualmente se notaba ahí el hueco. Hablemos de huecos, esos huecos tan difíciles de llenar, quizá esos huecos que no lleguen a llenarse nunca del todo. Heridas abiertas a flor de piel a las que le queda mucho por cicatrizar. Le pones nombre a los huecos y se llenan de ausencia. La ausencia de tenerte, o no.
Y dejamos llenos los vacíos de tanto saltar en ellos, o eso es lo que parecemos (queremos) creer. Tanto revolverse entre sábanas y tantos insomnios por desvelar, tantas balas que atrapar o a punto de tiro, y somos tan inconscientes como para ponernos frente a ellas, sin más miedo que el del que el disparo no sea demasiado certero en zonas vitales de la memoria, ¿qué digo?, ¿qué más da? Cuando estás siendo apuntado, cuando el jodido punto rojo se coloca en tu frente (o en tu corazón), no importa nada realmente, ni la distancia, ni la intensidad, ni la vida, ni la muerte, ¿y qué hay de las consecuencias?, asumidas por descontado. Y entre tanto todo, se coló la nada. Dicen que nacer es otro fruto de la huida, pero sin embargo morir nos sigue dando miedo, sin darnos cuenta de todas la veces que morimos a lo largo de los días. Morir para renacer, renacer para vivir, vivir para luego volver a morir. Similar a caer y levantarse, una y otra vez. Aún me quedan demasiadas etapas por quemar, ya he quemado bastantes, y cada una te enseña algo nuevo y diferente. Sólo de pensar en etapas venideras me marea el jodido vértigo. Y nos empeñamos en saltarnos etapas, en cruzar líneas divisorias, en quemar puentes sin opciones de retorno y hasta en poner muros indestructibles frente a nuestras narices. ¿Por qué complicarnos tanto?, quizá la vida consista en complicarse, la vida ya es complicada de por sí, no necesitamos enredarla más, sin embargo, eso es principalmente lo primero que hacemos.
La niñez es demasiado despreocupada y feliz. Yo de mayor quiero ser niño otra vez, vivir tan intensamente todo con la inocencia del que no puede ver.
La adolescencia es esa etapa en la que me encuentro, en medio de cualquier trinchera, de cualquier línea de ataque, entre la nada y el todo. También vivimos intensamente, pero en este caso, ese es el problema, los problemas cobran esa vida intensamente, le damos a todo demasiada importancia y creamos mundos de cada cosa. Y no es que me considere alguien con demasiados problemas porque he leído historias mucho más tristes en algunos ojos. Tenemos la energía y el tiempo suficiente, sin embargo carecemos de dinero o capacidad para decidir determinadas cosas por uno mismo, para poder realizar todo lo que queremos.
Cuando uno es adulto tiene la energía y el dinero, sin embargo carece del tiempo suficiente. Algunos adultos se olvidan del concepto de vivir intensamente, lo sustituyen por trabajar intensamente, o por preocuparse intensamente. No se puede obtener todo.
Cuando llega la vejez uno tiene dinero, todo lo ganado a lo largo del tiempo, pero falta la energía y obtiene un reloj de cuenta atrás. Aquí es cuando uno se da cuenta de todo lo que no ha vivido, es la etapa de arrepentimientos, logros, ilusiones y desilusiones acumuladas. Has cumplido tu misión en la vida, reconfortante o no. Algunos sí que viven esta etapa intensamente, realizando todo lo que no pudieron realizar, otros, se limitan a ver a ese reloj correr y a enfurruñarse por todo lo que no hicieron.
No sé, cada etapa conlleva sus cosas, y hay que vivir cada una intensamente, vivirla a tu manera, no sea que lleguemos a la vejez y te des cuenta de que no has vivido. No empeñarnos en saltar etapas, y precipicios, siempre habrá trenes a nuestra disposición para escapar de nuestro destino, con la precaución de comprar el billete correcto, y sin embargo estar en la estación equivocada. A todos nos ha pasado, o a todos nos pasará alguna vez, todo a su tiempo. Desafiar océanos para luego hundirnos en los charcos, acierto, error. Es como jugar una quiniela, sólo que tenemos todos los números y boletos ganadores a nuestra disposición.
En mi opinión, yo creo que más que con los años, se mejora con el paso de personas.