Se puso el disfraz de héroe con todos tus besos por bandera.
Pero tras la máscara escondía miles de dudas.
Y tan solo resultó ser la realidad que venía para buscarme.
Llegó pegando fuerte, y acabó por partirme los dientes.
Octubre no creía en nosotros, a pesar de que yo lo hiciera.
Quiso apartarnos de golpe, prepararnos para el frío que inundaría nuestras vidas,
haciendo que nos saliese desde dentro.
He creado una hoguera en mi corazón, para refugiarme de las noches sin ti.
Pero arde cada vez que te piensa, y ha acabado por quemarlo todo.
He intentado recoger las chispas, apagar todas las cenizas, pero están por todas partes.
Algunas incluso esperan que algo (tú) las vuelva a encender.
Desde entonces le tengo fobia a las estaciones,
a los trenes que se alejan (de mí),
a verte en todos los vagones.
Mi vida subió aquel día contigo,
y aún no ha vuelto a aparecer por aquí.
No ha encontrado ninguna parada en la que bajarse que no sea en la tuya.
Condenada a vagar bajo los raíles buscando tus sábanas.
Nos veo en todos los amores lejanos,
que se abrazan un minuto antes de separar sus manos a cientos de kilómetros.
Con el calendario bajo el brazo, la tristeza en los ojos y las ganas en los labios.
Contando todos los días que faltan para repetir ese jodido momento, una y otra vez.
Octubre se ha marchado sin despedirse,
y ha manchado todas las despedidas.
Pero no sabe que tener que decirte ''adiós'',
me ha dejado una cicatriz tan profunda en la garganta,
que asoma cada vez que habla de ti...o de mí.
Octubre ha dejado todo roto,
ha roto las fotos,
aquella botella tan llena de mar, en la que acabé ahogándome,
y ahora se desborda en alcohol, inundando toda mi habitación de ti,
pero sin curar nada.
-y aún no he aprendido a nadar en tu recuerdo-.
Ha roto todos los mensajes,
las palabras,
tu voz, ha roto tu voz.
Ha roto este otoño,
y a mí se me están cayendo todas las hojas, si no puedo quedarme a vivir en tus raíces.
Lo has marchitado todo, hasta este poema.
Pero sé que el invierno lo congelará todo, con la esperanza de florecer en primavera.
Octubre ha roto la distancia que nos separaba,
rompiéndonos,
pero rompiéndome a mí.
Ahora paseo por las calles, mientras veo tu sombra,
y pienso que debí haber dado un portazo al salir,
no para saber que me estaba yendo, si no para creérmelo.
Para dejar de jugarme la vida en los andenes,
y comenzar a vivirla.
Para dejar de pelear por causas perdidas,
y encontrarme.
Para dejar de luchar contra-reloj,
y ponerlo en hora.
Aunque nunca más marque la nuestra,
aunque todos nuestros relojes estén siempre desincronizados,
incluso aunque ahora estén parados en el exacto momento que te marchaste.
Siento que me he salido del camino, y ya no estás para guiarme.
Que tengo que construir uno nuevo para empezar sin ti.
Que he de volver al principio para recordar cómo se dormía cuando tú no estabas,
cómo se reía, cómo solía ser.
Que fácil fue romperlo todo,
para después decir ''no quiero algo roto''.
Que fácil estropearlo y rechazar un amor estropeado.
Tenías razón, nos faltaba algo.
Pero no era algo, era alguien: tú.
Lo teníamos todo para ser felices, menos tus ganas de serlo.
Tarde tiempo (y muchas hostias más) en darme cuenta,
de que la oportunidad debía dármela a mí, y no a ti.
Pero vivía en un continuo: ''me equivocaría otra vez''.
Y aún no sé cómo restar tu mitad, a la mía,
para volver a estar completa...
porque nos desgastamos tanto que olvidé recomponerme.
Octubre...me has roto, joder, me has roto.