domingo, 4 de octubre de 2015

Quedarse.

Yo, que estoy manchando todo de ti,
borrando un poco todo lo demás.
Llenando mi cama de corazones inertes que hace tiempo dejaron de sentir.

Yo, que no aprendo a contar las horas sin perder de vista el reloj.
Y me la juego en cada minuto en vano.

Yo, que espero algo más que una caricia vacía,
y una mirada atravesada.
Que espero algo más de una mente estancada en los recuerdos
de una vida pasajera.

Que ya no me encuentro en el espejo,
pero en tus ojos tampoco soy yo.
Y nada queda de mi reflejo, ni en los charcos de las calles.

Yo, que tengo dudas hasta de mi sombra,
y que escondo misterios que jamás
se podrán resolver.

Que guardo bajo 7 muros y 7 llaves
todas las cosas que nunca te dije,
y que no me atrevo a nombrar en voz alta,
para no concederles la tortura de la realidad.

Yo, que vivo con canciones resonando en mi cabeza,
que cortan más que la verdad.

Que le grito al viento para que deje de traerme tu olor.
Y llenarme los pulmones de algo más que de sucio alquitrán.

Yo, que consisto en un manojo de sábanas vacías,
camas deshechas,
y gestos sin expresión.

Yo, que no consigo deshacer el nudo de mi garganta,
y nunca me resultó tan difícil decir ''quédate''.

Que no recuerdo la última vez que la calma pasó por aquí y se quedó.
Que nada se queda.
Que nada.
Nunca.
Se queda.

@MariaTBLennon

lunes, 14 de septiembre de 2015

Mundo y Soledad.

Ella quería sostener el mundo en sus manos,
 abarcar mar, cielo y tierra entre pecho y espalda,
  buscando verdades en las calles.

Ella además insistía en sostener todos sus problemas,
 cargando el mundo a sus espaldas,
  y a cuestas, soportando todo su peso.
Siempre acababa exhausta de mentiras y engaños.

Concediendo un último pero continuo final deseo a la pena y sus catástrofes.
 Concediendo un poco de paz en las aceras y un poco más de guerra en su vida.

Pero no le importaba.
 No era consciente del dolor hasta que el mismo mundo,
  cansado de llorar tristezas,
  intoxicado de crudeza, maleza, y deshumanidad,
en sus manos ya resbaladizas,
 se quebró.

Y no quedaron restos en los escombros del tiempo,
 porque a veces...
  llevar el peso de un mundo acaba por aplastarte.





@MariaTBLennon

jueves, 6 de agosto de 2015

Quizás...

Una mirada furtiva.
Un amor pasajero.
Levantas levemente la vista de tu copa rota,
y la posas en mis ojos vacíos.

Llenas de vida el instante en el que habito.
Y me cubre la emoción de las palabras no dichas,
flotando alrededor,
esperando una respuesta.

Esperando que alguien dé el primer paso,
se atreva a agarrarlas y proyectarlas sin miramientos;
hacia el centro de este ataque.

Esperando que hagan su efecto.
A sabiendas de que lo hará.
Esperando que otra de aquellas miradas se abalance,
y alguna sonrisa tome la iniciativa.

Esperando una señal que nunca llega,
porque la dejamos pasar.
Porque de esperar, la cosas pasan de largo.

Y porque a veces hay que retorcerse por dentro y actuar.
Morder la vida con todas tus ganas,
sin miedo a equivocarse.

Y así fue como un cruce de miradas
ocultó la conexión infinita de dos preguntas sin respuesta;
por no llegarse a formular.

Y así fue como cada uno prosiguió su camino,
con el pensamiento equivocado.
Y guardando en las manos todo lo que nunca llegó a sucederse.

@MariaTBLennon

¿Y por qué no?

¿Y si no nos hemos parado a pensar que quizás, lo bueno, está donde no miras, aquello en lo que no te sueles fijar o que no te alcanza la vista?
En lo más insignificante pero aún así completo del todo.
Una vez que te cansas de conformarte con el pesimismo que te dejan las horas muertas del reloj;
empiezas a esperar tanto de la vida que no te cabe el mundo en un abrazo.

Una vez que empiezas a arrancarte los puñales uno a uno y te cansas de llevarlos siempre a cuestas, los lanzas tan lejos que sanan por sí solos.

Una vez que te cansas de resignarte negando todo lo que llega hacia ti por si te daña. 
Negando el propio hecho de ser.
Comienzas a comprender tan nítidamente, que no entiendes como siempre estuvo ahí.
Porque un día, dejas de luchar contra el dolor, porque te das cuenta, que este, no desaparece. Si no, que este, acaba por comprenderse, y te comprendes. 
Porque necesitas saber de la herida y acompañarte hasta dar con su cauce y causa. Porque no eres nada sin ella. 
Porque forma parte de ti, y es parte de tu historia. Y no puedes negar una parte de ti misma.

Porque llega un momento que se camufla y se funde, y deja de doler para simplemente estar. Y ni la notas.
Aunque sea cierto que a veces no se puede evitar, que hay veces que las heridas también se abren. Y debes ocuparte de que vuelvan a cerrar.
También es cierto que es necesario que pase, que es necesario el golpe para conocer la caída y la importancia de estar en pie.

Porque si no, la vida se convertiría en una enfermedad, en la rutina crónica de quien la ve pasar sin sobresaltos, y se contenta con ella. En aquel que ha olvidado las sombras pero olvidando la importancia de la luz.

Y es en esos momentos cuando te das cuenta de todas las cosas que no viste, que no entendiste cuando la felicidad llamaba a tu puerta y dejaba un mensaje en tu contestador. 
Porque de todo lo malo, no todo es malo.
Ni de todo lo bueno, todo es bueno.

A veces no sé qué es lo que realmente se necesita para que todo este bien,
o qué cojones es lo que falta.
Yo siempre imagino que todo lo que sale o ha salido mal es porque no tenía que ver contigo o no era para ti. Porque aprendiste lo que debías de ello.

Supongo que algún día nos daremos cuenta de lo que realmente importa de verás, 
y sabremos sobrellevarlo.
Pero tampoco es plan de hacerse el muerto mientras miras como te caen los pedazos, y lo permites. 
Porque todo lo que se pueda nadar a contracorriente, que se nade.
Y de alguna forma llegarás a algún sitio, no importa cuándo, ni dónde.

Porque no merece la pena decidir en el infierno que te quemas,
 si no en el suelo del que renaces, sin echar raíces.

Yo creo que no hay situación que no tenga alguna puerta de salida,
 escondida, 
más cerca de lo que pensamos.
Sólo que nos cuesta encontrarla demasiado o que directamente nos rendimos;
y nos encerramos en cualquier habitación sin ventanas y llena de paredes.
Pero la llave está ahí, en alguna parte. 
O que quizás estás en la cerradura o en la puerta equivocada.

Pero claro está, una cosa es poder encontrarla y otra es querer.

Porque si no quieres encontrarla, ten por claro que nunca podrás hacerlo.



@MariaTBLennon

viernes, 17 de julio de 2015

Siempre fui...

Siempre fui la chica rara del corazón en volandas.
La que ve el mundo a través de un fino cristal,
que no deja romperse.

La chica de los abriles.
La del corazón de neón y las medias desgastadas.

La que anda por ahí sin rumbo, y sin frenos,
-y que no para de estrellarse por ver la Luna-.
La que sabe a sal,
   y a bailes de medianoche en el salón.
Y la que pisa todos sus miedos.

La de los sueños despiertos pero los pies dormidos.
Negociando amaneceres.
Y la de las dudas infinitas.

La que no sabe contar hasta 10...
...sin llegar a 3,
y lanzarse.

Guarda en su cuello el secreto de las noches vacías,
el humo de una vida mal apagada,
y de los besos de alquiler.

La de las alas rotas...
...pero siempre dispuesta a despegar en cualquier sitio.
Capaz de incendiar su mundo a cualquier deshora.

Tan real como contradictoria.
Su propio error en bucle y repetición.

La de perderse...y perderse...y...




@MariaTBLennon

jueves, 16 de julio de 2015

De trenes y tiempo.

Puedescambiarme de sitio los huesos.
Amontonarme los recuerdos y soplar.

O desordenarme los versos y los besos si te atreves.
Y gritar.

Puedes desatarme de pies y manos,
y dejarme correr.

Contarme los días uno a uno,
y ordenar el calendario desde antes y después de tus pasos.
Desde el tú hasta el yo.

Puedes detenerme el tiempo y confundirme el compás.
Puedes anudarme las semanas en segundos,
y dejarlas correr.

Pero cómo le digo yo a mi infierno que ya me han salido las alas,
y que no pienso volver a partírmelas más,
que ya no puedes tocarlas.

Cómo le digo yo a mi puerta que no te espere más.
Que ya no puedes pisar mis paredes.
Ni mucho menos echarlas abajo.

Porque nada de esto te pertenece.
Porque hoy soy más mía que nunca.
Y porque no voy a permitir que otro estúpido pasajero soplo de aire
apague ni un mínimo de mi luz.

Porque yo sola luché para conseguirla y yo sola lucho para mantenerla.

Que nunca fuiste hasta el final de la puta tierra,
y mucho menos más allá.
Que yo sola me recorrí hasta el último milímetro para encontrarme.

Que este sastre no teje más sonrisas para tí,
porque ahora se dedica a coserse las propias.
Que se cansó de callar, y de aguantar,
pues es mejor que llegue antes el estallido que la implosión.


Porque ese tren ya dejó de pasar hace mucho tiempo,
y esta estación ya no es la misma.

@MariaTBLennon


lunes, 22 de junio de 2015

Días grises...

Seguir la estela de los días grises,
y que me lleven hasta tu ca(l)ma.

Continuar la magia de los principios,
-y también la de algunos finales-.

Coser el tiempo en tu costado,
y dejar que se corra el reloj.

Hablar de la luz que cambia las noches,
y deshojar las sombras que cambian los días.

Seguir el paso de las estaciones.
Y que me lleven hasta tus alas.

Recorrer ese trecho llamado miedo...
...en el que te escondes de la vida inquieta.

Salir a flote en todas las costas,
y dejar que el mar alivie las mareas del corazón.

Hablar del oleaje que me atrajo...
...hasta esta orilla en la que se aparta el mundo.

Y seguir, siempre, siempre, la estela de los días grises.


@MariaTBLennon