Qué decir cuando no lo esperas.
Cuando te pilla de improvisto y sopetón.
Y todo está tan enredado que no sabes dónde empiezas tú y dónde acaba la tortura.
Y dudas, y crees que tu tú y tu otro yo buscáis cosas diferentes,
y te quedas esperando, mirando cuál ganará aunque sepas a ciegas lo que acabará siendo.
Y empiezas a pensar, a darle vueltas a todo,
y las dudas,
y los quizás,
y los ¿y si...?
Todas esas cosas que debimos sacar de la maleta,
los por si acasos,
los ¿y qué cuando...?
Desempaquetarlo todo al compás y empezar a reconstruir desde el tejado,
llenar la maleta de bonitos recuerdos,
los ¿y por qué no?
los podría ser...
Te propongo una idea, ¿y si dejamos todo esto atrás?
Dejemos atrás a la vida, que no pueda alcanzar nuestro paso,
que no sea capaz de aguantar nuestro ritmo y acabe dándonos por un verdadero caso perdido en mitad de una playa, con tu voz meciéndose al compás de las olas,
mis pies acariciando suavemente el mar,
y acabar sumergiéndonos en una guerra profunda, de las que no acaban. de las buenas,
las que no dejan víctimas salvo tú y yo,
consumiéndonos pero a base de sueños.
O en medio de una carretera, a lo largo del trayecto,
sin nunca llegar a nuestro destino, porque mi destino eres tú.
Que me digas que el horizonte es solo alcanzable a mis manos,
con las tuyas,
que no hay mayor belleza que la que creamos,
que ni el cielo,
ni todos los atardeceres del mundo,
son comparables a mi risa resonando en la noche.
Que la luna siempre me envidió por ser más bonita que ella,
y no llegar a tal perfección.
Que las estrellas solo siguen ahí para nosotros, para iluminarnos el camino,
y no vuelta a casa.
Porque aún nos quedan tierras por conquistar.
Que me da igual dormir en portales, en coches, en bancos y aceras,
mientras tenga cada día algo nuevo por descubrir, contigo.
Dime que caminarás a mi lado.
Vamos, prepara el equipaje, esto es solo el principio,
y puedo darte: una, dos, y miles de razones para comenzar este viaje.
Apresura, el camino nos espera,
la vida empieza a echarse a un lado porque sabe que vamos fuertes e imparables,
y teme resultar dañada a nuestros pasos.
Pon esa canción que tanto sabes que me gusta, nuestra canción,
en repetición y arranca.
Corre. Vuelva.
Es agradable ver como todo queda atrás, las preocupaciones, el estrés, la vida cotidiana, las normas, las reglas, todos aquellos inútiles estereotipos, y que solo quedemos;
tú, yo, y el camino.
Con el mar a nuestro favor,
y el viento deslizándose por mis mejillas.
@MariaTBLennon