La vida es demasiado corta como para medir distancias.
Como para vivir entre humos de relojes.
El mar a mis pies.
La sal en mis labios.
El viento en mi pelo.
Deslizándose en mi piel.
Verdades enterradas, entre olas.
Un cielo paralelo.
Y un infierno en mis manos.
Una canción que suena de fondo, y que mece mi voz al son de tus pasos.
Habla ahora o calla para siempre,
la nada es invisible a ojos que no ven,
que no creen,
que no quieren ver.
Volver al naufragio de tus versos y hundirme con ellos.
Acabar en una isla perdida en tus ojos.
Perderme y no encontrarme.
Y no pedir ayuda.
Nada de mensajes embotellados.
Ayúdame a dormir.
Estoy cansada de barcos varados en tu espalda, de tempestades a media voz.
Necesito otra calada.
Ayúdame a volver, porque hace tiempo que perdí el rumbo a casa...